Lo que supo ser un coloso de la hotelería en la Costa Atlántica hoy no es más que reunías. Demolido a finales del año 2014, lo poco que queda del ex Hotel Hurlingham sirve sólo como un muro para propaganda.
Adquirido en 1948 por la Federación de Empleados de Comercio recibió grandes contingentes de turistas y hasta cambió de nombre: se llamó Eva Perón.
Sus salones, con amplios ventanales que daban al mar, fueron escenario de grandes eventos sociales. El gremio lo retuvo hasta 1992 cuando lo vendió a un privado. Entonces empezó su decadencia.
En el inicio de la década del 2000, el hotel fue alquilado a contingentes del interior del país a través de agencias de turismo. Pero en la temporada 2004/2005, ante sus serias irregularidades edilicias, fue clausurado por la Dirección de Inspección General.
Años más tarde, la propiedad fue comprada en un remate por el ex presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata, Juan José Muñoz. Cuando el dirigente falleció en mayo del 2012, el inmueble pasó a su hijo, Facundo Muñoz.
El edificio, ubicado en el boulevard marítimo Patricio Peralta Ramos, entre Bernardo de Irigoyen y Carlos Pellegrini, fue construido a fines de la década del '30 y se lo consideraba de referencia para la arquitectura de la época. Sin embargo, el esplendor que alcanzó durante el peronismo con el auge del turismo social quedó atrás y en el verano del 2005 el edificio fue clausurado. Entonces,sólo albergaba palomas y roedores.
Los permanentes pedidos hechos por vecinos del barrio Stella Maris para que el Concejo Deliberante declarara de Interés Patrimonial el inmueble que perteneció a la Confederación de Empleados de Comercio, no fueron suficientes para salvarlo de la decadencia y el olvido.
“Por el mal estado que presentaban de las vigas, columnas y losas intimamos al propietario a que le colocara bandejas protectoras que resguardaran la seguridad, pero el deterioro continuó y autorizamos que se lo demoliera hasta la planta baja”, explicó el entonces secretario de Planeamiento Urbano, José Luis Castorina.
Según el funcionario municipal, pese a que este tipo de permisos sólo se otorgan con la presentación un anteproyecto, en este caso se accedió a autorizar la demolición “por una cuestión de seguridad y estética”. “La estructura estaba en muy malas condiciones y, de hecho, se dispuso que haya un inspector que controle permanentemente los trabajos que lleva adelante la constructora”, agregó. También afirmó que la constructora tiene como plazo el 30 de noviembre para finalizar con la obra y así evitar que el movimiento de las maquinarias pudieran interferir con la circulación de los turistas, en vísperas del verano.
Con respecto a qué destino se le dará a ese predio de 8.365 metros de un privilegiado sector de la costa marplatense, Castorina dijo que los dueños de la propiedad -familiares del ya fallecido expresidente del club Gimnasia y Esgrima La Plata, Juan José Muñoz- se comprometieron a “presentar un proyecto después de la temporada”, por lo que hasta el momento no habría mayores precisiones sobre qué se hará allí. No obstante, señaló que al ser considerado ese espacio distrito de densidad media, “se podría hacer una construcción de entre 7 y 8 pisos de altura”.
Pese a que el exhotel Hurlingham no está contemplado en la Ordenanza de Preservación Patrimonial, no debe se le debe desconocer el valor histórico que representa. La obra fue proyectada por el estudio Miglierini en 1937 y se inauguró dos años después en la manzana ubicada fente a la Playa Varese. Su primer dueño fue Martín Durruty.
De acuerdo a un informe publicado por la docente e investigadora María Isabel Fernández en el sitio de la Universidad Nacional de Mar del Plata, se puede incluir el edificio “en una corriente del racionalismo, el yacht style o 'estilo yate', de clara inspiración marinera, que tuvo sus raíces en Europa en los años '20 del siglo pasado” y que se propagó en Argentina poco después. Rasgos similares presentan La Normandina y la sede del Yatch Club Argentino, emplazados en Playa Grande.
Como lo confirma su gran volumen, constaba en su proyecto original de 300 habitaciones, 200 cocheras, un salón de importantes dimensiones y un ascensor que llegaba a la playa.
La demolición se autorizó luego de que la Secretaría de Planeamiento Urbano de la Municipalidad de General Pueyrredón intimara al dueño por cuestiones de seguridad. Las tareas concluyeron el 13/12/14 pero recién el 18/12/14 se retiraron las últimas maquinarias que trabajaron en el lugar.