Es una de las piezas de hierro fundido traídas desde París a principios del siglo XX. Estuvo ubicada en la Explanada Sur y en Plaza España. Ahora se la puede observar en la plazoleta Borges (La Rioja y San Martín).
Por Costanza Addiechi
Les confieso que nunca di mayor atención a esta pieza escultórica hasta que me tocó hacer los cateos para comenzar la restauración. Su forma es tan atrayente como el mismo significado que encierra. Este “Tritón”, mitad hombre mitad pez actuó en mí con el encantamiento que narran las leyendas de sirenas y sus navegantes. Los planos curvos del rostro, la textura que simula las escamas de la cola y la pureza del material hacen que sea una obra difícil de soltar una vez que concluya mi trabajo.
Es otra de las piezas de hierro fundido traídas de París de la ya mencionada Fundidora de Arte de Val D’Osne.
Esculturas que me apasiona estudiar, restaurar y devolver a la ciudad con el esplendor del momento en que fueron embarcadas, desde Europa hacia América, anhelando acercar la belleza de los jardines franceses tan apreciados por el resto del mundo en el siglo XIX.
Fue un período en el que los espacios públicos crecieron y debían ser ornamentados con piezas artísticas de gran valor estético, es allí cuando comienza la reproducción de obras clásicas de arte en serie y la demanda de ellas desde las ciudades más importantes.
De este modo llega el “Tritón” a Mar del Plata para ser emplazado en 1909 en la Explanada Sur a la altura de Cabo Corrientes. Mirando hacia el mar, y alineado a otras figuras que hoy son parte de nuestro patrimonio escultórico, acompañaba los paseos de los distinguidos veraneantes.
Cuando el Paseo General Paz y la Explanada Sur fueron desarmados y sus obras desmontadas, en los inicios del ’40, el “Tritón” fue trasladado a Plaza España donde por primera vez se coloca como ornato de una fuente. Hoy podemos verlo, también como eje central de una, en Plazoleta Borges (La Rioja y San Martín) en la manzana de la Municipalidad.
La restauración aún no fue concluida. Estaba cubierto por numerosas capas de pintura y, debajo de ellas, la oxidación propia por no ser tratada. En la parte posterior encontré una pérdida considerable del material, seguramente provocada por la falta de protección adecuada en estos casi 110 años de vida en nuestra ciudad, lo que genera la indefinición de los planos de la espalda. En un trabajo minucioso se revertirá el estado de oxidación que asegurará su permanencia en el tiempo y el resguardo del testimonio histórico que representa.
Si camina cerca de la Municipalidad no deje de visitar esta valiosa escultura que con su nueva mirada recobrará el sentido perdido.
Fuente: La Capital de Mar del Plata