Arquitecto, urbanista y diseñador catalán, Antoni Bonet contribuyó profundamente a la difusión de los preceptos de la arquitectura racionalista del Movimiento Moderno en la Argentina, dejándonos un legado valiosísimo tanto en sus obras como en sus escritos.
El Terraza Palace es una obra paradigmática donde Bonet sigue los postulados de la arquitectura moderna de Le Corbusier, pero con una clara resolución proyectual íntimamente vinculada al sitio, en este caso un talud natural que culmina en la playa.
Diseña en 1957 un único volumen aterrazado, atectónico de planta baja libre sobre pilotis, cuya fachada principal nos regala una interesante combinación plástica modulada compuesta por parasoles “suspendidos” verticales que enmarcan el paisaje, planos vidriados corridos, amplios balcones-terraza y elementos puntuales de color.
Las dos fachadas laterales están tratadas plásticamente como un muro calado asimétricamente a la manera de la Capilla de Notre Dame Du Haut proyectada por Le Corbusier, recorrido perimetralmente por el vacío de la carpintería corrida. Un efecto extremadamente singular que tuvo que defender ante las autoridades municipales.
Bonet expresaba que “tenía poder de convencimiento y pasión” cuando era joven, quizás ello justifica que su comitente, Norberto Blumencweig, aceptara que el proyecto se aleje de los esquemas especulativos de superficie edificable que se venían planteando hasta el momento y apoyara las ideas novedosas de Bonet, que implicaban un planteo funcional y estético de vivienda colectiva diferente, con unidades generosas, un mix entre “la casa” y “el departamento” y el disfrute de privadas terrazas-jardín con amplias visuales al paisaje marino.
Bonet elige teselas de mosaico veneciano para revestir todas las superficies murarias y de hormigón, conjugando las blancas de los brise-soleis con los planos rojos, amarillos y azules en una clara alusión a la vanguardia del Neoplasticismo (a la que Le Corbusier también había recurrido en los años ’30). La composición de los aventanamientos en los laterales también hacen referencia a esta vanguardia.
Antoni Bonet debe realizar varias presentaciones ante la Municipalidad, viajes y reuniones ante la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Bs. As., para defender el proyecto, el cual no cumplía en su totalidad con la Ley de urbanización de playas y riberas vigente en ese momento, pero él estaba convencido de que “este tipo de obra totalmente nueva, es muy adecuada a la vida de Mar del Plata ya que intenta realizar una síntesis entre el chalet y el departamento”… y que un proyecto con “espíritu contemporáneo” debía apartarse de la materialidad exigida que predominaba en la franja costera considerándola inaceptable.
La Municipalidad después de varios años aprueba definitivamente los planos alegando que “casos como el Terraza Palace
tienden, sin lugar a dudas, a mejorar las condiciones urbanísticas de la ciudad.” (1964). Bonet vuelve a España definitivamente a finales de 1963.
Texto @maria_eugenia_millares
Fotografías @obralinda_