Desde 2015 que no es explotada. En septiembre del año 2018 se demolió lo que quedaba de las estructuras y se anunciaron obras para la puesta en valor que aún no se realizaron. La historia de un abandono anunciado.
La fusión entre lo urbano y lo natural, representado por las imponentes torres de César Pelli y la costa marplatense, hacen de ese punto panorámico algo único en la ciudad. Al acercarse más al mar, sin embargo, el abandono irrumpe en la foto y salpica con su descuido y precariedad un paisaje que bien podría ser la postal de Mar del Plata.
Playa Chica hace tiempo que dejó de ser lo que era. Desde el verano de 2016 que el espacio que supo albergar ofertas gastronómicas y hasta culturales de la ciudad se redujo a un espacio vacío, a ser un edificio marplatense más que es destinado al olvido pese a su privilegiada ubicación. Hoy, tres años después, la foto es aún más deplorable y no condice con las promesas de acondicionamiento anunciadas por la gestión de Carlos Fernando Arroyo.
Si bien su última concesión tuvo lugar en 2015, no fue hasta septiembre del año pasado que se decidió la demolición de las dos estructuras que aún se encontraban de pie en la bajada de Alberti y la costa. En ese entonces, y a poco de arrancar la cuarta temporada sin explotación comercial, desde el municipio aclaraban que se daría comienzo a los trabajos de “puesta en valor”.
Pero eso aún no ocurrió. En su lugar, el espacio se convirtió en una pileta de escombros, un terreno repleto de fierros oxidados y una acumulación de escaleras a medio destruir. También se transformó en la estructura propicia para que personas en situación de calle se refugien del frío, el calor y su propia realidad: la falta de un techo.
Los únicos trazos de color en esta foto opaca y oscura llegan de la mano del arte. El espacio donde antes funcionaba un local gastronómico con vista al norte de la ciudad -el otro, de mayor tamaño, tenía una visión más panorámica de la costa-, es el único que hoy en día aparenta estar en mejores condiciones. Libre de escombros y con un suelo cuadriculado a la vista, el lugar es elegido por quinceañeras para hacer su tradicional álbum de fotos. También, al caer el sol, una pareja de tango aprovecha la superficie lisa y la espectacularidad del paisaje para ensayar sus pasos y deleitar a los transeúntes, que logran, así, olvidar un poco el abandono.
Quinceañera posa para el tradicional álbum
Un abandono anunciado
El final de Playa Chica comenzó a escribirse en marzo de 2015, cuando se decretó la caducidad de la última concesión que tuvo el espacio, a cargo de Gerardo Fernández -quien la poseía desde el 2006-. En mayo del mismo año, el municipio, entonces bajo la gestión del intendente Gustavo Pulti, tomó posesión de la Unidad Turística Fiscal y acusó al ex concesionario de dejarla “en estado de abandono”.
Según la información oficial del momento, el empresario no respetó el pliego de bases y condiciones que indicaba, entre varios trabajos de puesta en valor, la obligatoriedad de realizar un espigón en cinco años. Esta falta, sumada al estado “deplorable, tanto en su estado estructural como de limpieza en general”, llevó a que la Justicia determinara la devolución de las instalaciones al municipio.
Así lucía el lugar en su mejor momento, previo a entrar en el abandono que luego implicó su devolución al municipio
En respuesta, Fernández presentó una serie de denuncias penales contra las autoridades municipales por presuntos “delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público, extorsión y desbaratamiento de los derechos acordados”. A su vez, acusó al Ente Municipal de Turismo (Emtur) de haber retrasado los trámites para dar inicio a la construcción del espigón y de “hostigarlo”.
Sin embargo, más allá de las idas y vueltas entre las partes, exautoridades del Emtur aseguraron que, a finales de 2015, se encontraba “en proceso” de armado de pliegos y que era responsabilidad de la gestión de Carlos Arroyo avanzar el llamado de licitación. “No avanzaron en nada”, acusaron.
De todas maneras, en una nota que LA CAPITAL hizo en noviembre de 2016, la directora de Unidades Turísticas Fiscales, Mónica Rábano, aseguraba que pese al cambio de gestión y a las modificaciones internas en el Emtur se había comenzado “a hacer la evaluación para hacer el nuevo pliego” de bases y condiciones y que el mismo estaba “en producción” para que sea aprobado “una vez que termine la temporada”.
Según la funcionaria, que forma parte del elenco estable del Emtur desde 1993 y fue una de las que elaboró el pliego de la última licitación de Playa Chica, la idea era “tratar de ingresar” el pliego al Concejo “antes del verano” y que en abril (de 2017) ya esté “aprobado” para luego abrir el proceso.
Sin embargo, en marzo de 2017, el gobierno de Arroyo mandó al Concejo Deliberante un pliego de licitación para promover un proyecto arquitectónico y urbanístico y un plan de desarrollo de servicios en Playa Chica. LA CAPITAL intentó comunicarse con la directora en reiteradas oportunidades en los últimos días para conocer los avances en la materia, pero no obtuvo respuesta.
La demolición
La última noticia que se tuvo de Playa Chica fue la demolición de la tradicional estructura, el pasado septiembre.
Según la información oficial de entonces, las dos estructuras que allí estaban fueron demolidas por completo “para poner en valor la unidad”. A cuatro meses de ello y en plena temporada, una de las postales de la ciudad aún luce repleta de escombros y refleja aparentes tiempos de abandono y descuido.
Fuente: Diario La Capital de Mar del Plata