Tendencia de una época recordada y atesorada, hoy la silla Mar del Plata, o Bristol, es un icono marplatense. Hecha a base de mimbre, la silla fue mutando en sus tamaños y colores, siempre manteniendo su forma original.
Los orígenes de la silla Mar del Plata
Con registros que atestiguan su uso desde 1910, los orígenes de la silla Bristol o Mar del Plata, no son del todo claros. Sí se sabe que fue creada para ser utilizada en la playa, debido al material con que fue construida: el mimbre. Esta fibra vegetal, que se obtiene de un arbusto de la familia de los sauces, permite ser usada de modo libre y flexible para tejer y crear muebles, cestos y otros objetos útiles.
Por otro lado, no es una silla que requiera de una excesiva mano de obra. Tan sólo con tres personas en la producción se puede crear una. Mientras uno teje los asientos, un segundo hace el esqueleto, respaldo y patas, y otro los aros. Otro punto a favor del mimbre, material con que se siguen haciendo, es que envejece bien, no contamina y es sustentable.
Antiguamente, las sillas podían pintarse o no. Si se decidía pintarlas, la mejor técnica era la de sumergirlas en unos grandes fuentones llenos de pintura, para luego sacarlas y dejarlas decantar el excedente. De ese modo, quedaban bien cubiertas y protegidas de los elementos climáticos como: la arena, el viento y el agua de mar.
Desde el Archivo Museo Histórico Municipal Roberto T. Barili, se asegura que su construcción data de principios del 1900 y que está basada en las ideas de artesanos franceses y uruguayos que habían venido a trabajar en las escolleras de la ciudad balnearia.
Un símbolo marplatense
Reconocida como una insignia local o un bien cultural bien local, la silla sigue vigente en la memoria de la gente. Un claro ejemplo de esto es que su imagen fuera utilizada para identificar a una de las ediciones del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. O el hecho de que aún sea expuesta y usada, con fines decorativos y de recuerdo, en algunas confiterías o en las casas de los más nostálgicos.
Sin embargo, y a pesar de ser un icono de la identidad local, este mobiliario está en el proceso, casi terminado, de ser reemplazada por sillas o reposeras de plástico. Éstas poseen otras utilidades, implican un menor costo de fabricación, son más livianas y no involucran un gran costo de refacción o reposición.
En el 2008, se presentó un proyecto de ordenanza que proponía se declarase a la silla como Patrimonio Histórico, Simbólico, Social, Artístico y Cultural al considerar que “es un emblema de la playa” y “un ícono ligado a la memoria de los marplatenses y los turistas”.
El arquitecto Héctor De Schant, investigador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNMdP, consideró que “la silla playera de la Bristol es un icono de Mar del Plata, ya que su sola imagen hace referencia a nuestra ciudad, pero sus connotaciones se extienden a la de un contexto histórico- cultural inscripto en la memoria de los marplatenses y turistas”.
“Es un referente de una producción artesanal derivada de una materia prima regional, de la explotación rural no alimentaria característica propia de un ambiente, una época y los modos y estilos de vida típico de una sociedad”, señalaron en otro párrafo, al tiempo que enfatizaron: “A pesar de su antigüedad sigue vigente y podría decirse que se ha transformado en un signo de distinción sociocultural”, puntualizó.
La silla Mar del Plata se está convirtiendo en un recuerdo vivo de antiguos veranos. Es parte de la identidad marplatense.