La Peatonal San Martín, un emprendimiento que en su momento generó fuertes polémicas. Los opositores al proyecto aseguraban que en invierno y sin autos, se convertiría en una calle desierta.
Con fecha 29 de noviembre de 1937, el Concejo Deliberante había aprobado una Ordenanza por la que suspendía el tránsito vehicular por la calle San Martín a ciertas horas del día, durante todo el año.
Esto provocó que los comerciantes de esta calle pidieran inmediatamente al intendente Camusso que no la promulgara, ya que se sentían profundamente perjudicados ya que los turistas que tenían alojamiento en hoteles o casa de familia deberían cargar con sus equipajes, dejando los vehículos en las calles transversales, y además tendrían ventaja los comerciantes cuyos frentes dieran a calles en las que se podía llegar con los autos hasta la puerta del local.
En cambio aceptaban que desde principios de septiembre y hasta el 15 de diciembre se cortara el tránsito vehicular "en la arteria mencionada de 18 a 21 horas por ser los meses en que la Vía Blanca se ve concurrida, llena de animación, dándole un aspecto simpático.
La práctica nos ha demostrado que el veraneante no viene a esta ciudad a exhibirse por las calles comerciales, sino que lo hace dirigiéndose a las ramblas, explanadas y costas". Pasados algunos días, y ante la ratificación de las consideraciones por parte de de la comisión de comerciantes, el 10 de enero de 1938, se suspende transitoriamente la ordenanza que había originado el conflicto.
Calle que insiste en ser peatonal
Pasados muchos años y varios intentos, finalmente la peatonalización de la calle San Martín se concretó en 1979, precisamente el 8 de diciembre, en horas del mediodía y con la adhesión de una importante cantidad de comerciantes de esta arteria, pero también con la notoria ausencia de aquéllos que no aprobaron en su momento el proyecto de modificación. Evidentemente las costumbres turísticas de dirigirse prioritariamente a la costa habían variado, la ciudad se había expandido hacia todas direcciones, y la oferta de alojamiento turístico sobrepasaba ampliamente la zona céntrica.
Uno de los principales argumentos de quienes no aprobaban este cambio, además del tema económico, insistía en que la población estable del resto del año no daría el marco de circulación peatonal y comercial que daba la temporada estival, por lo que la falta de vehículos transitando empobrecería el aspecto de esta vía.
Tiempo récord
Si bien desde el año anterior la Asociación Propulsora de la Calle San Martín tenía intenciones de que se aceleraran los trámites de licitación, recién en el otoño de 1979 se concretaron el llamado y la adjudicación, y pronto comenzó la transformación: eliminación de cordones y veredas, pendiente hacia el centro de la calle para el desagüe pluvial, y la construcción de los denominados mojones arquitectónicos (canteros y bancos), y un "pavimento articulado" que aconsejaron los técnicos y que por primera vez se utilizó en una obra pública de la ciudad.
La empresa constructora fue Tomás Guarino e Hijo S.A. y el primer tramo comprendía cinco cuadras, hasta la intersección con la calle Corrientes, completándose las dos cuadras restantes al año siguiente, junto con la construcción de la cuestionada fuente de agua que complementaba la obra total.
Nuevos tiempos
Con el advenimiento de la democracia, la Peatonal San Martín fue testigo de actos políticos, festejos cívicos y deportivos. El nuevo milenio la encontró en obras de remodelación: modernos artefactos ornamentales y luminarias, renovación de canteros y plantas, además de una nueva obra de integración con la Plaza San Martín y ampliación en su trazado.
Discutida en su momento, aceptada por una amplia mayoría que se evidenció en la concurrencia de público en todas las estaciones climáticas.
La llamaron Paseo Comercial del Centro, Centro de Compras Peatonal San Martín, pero, tal como ocurre con los iconos urbanos referentes a una zona, una plaza o una calle, basta con llamarla simplemente "la peatonal".