Ese mascarón de proa tiene nombre propio. Se llama Ursula, aunque esté firmado con un apodo, "Nike", que en griego significa "victoria". Ese mascarón de proa también tiene una historia, y es de amor.
El mascarón de proa de la Fragata Libertad está tallado en roble colorado, una madera noble que repele el agua, que no se deteriora. La mujer -los párpados señalando el horizonte, los hombros al descubierto, un vestido de escamas- corta los mares en dos, se abre paso.
El artista original era un joven escultor gallego, Carlos García González, que residía en Buenos Aires al momento de realizar la obra. Su trabajo consistió en tallar en madera una espléndida figura, clásica y actual.
Hizo un boceto inspirándose en su esposa, quien falleció antes de la colocación a bordo. Cuando la Fragata ARA “Libertad” realizó su primer viaje todavía no estaba esta pieza distintiva de los grandes veleros.
Aunque su origen es gallego, García González se definió como “un marplatense de vocación, por el mar. Es que sin el mar me ahogo en seco”.
En su casa de Mar del Plata, contó que Ursula fue su primer amor, la madre de sus tres hijos y más que inspiración, fue "una necesidad decorar con su figura" el tajamar de la Fragata Libertad.
Ese cuerpo será lo primero que veamos hoy cuando el barco escuela amarre en la Base Naval. El la talló entre 1963 y 1964, en el Arsenal Naval de Buenos Aires, de Retiro. En esos seis metros de madera virgen él observaba su viudez. "Y Ursula era lo más próximo que tenía. Yo necesitaba un cuerpo, uno que mute, porque en la mutación está la belleza. Podría decirse que en Ursula encontré el milagro de la forma. Yo estoy orgulloso de mi mascarón de proa, que ya no es mío, que lo dejé ir al mar cuando lo terminé", cuenta Carlos, que tiene 86 años, que carga un bastón y las secuelas de un accidente cardiovascular sufrido hace un tiempo que le retuerce algunos recuerdos.
Pero a ese trabajo lo fijó en la memoria porque -dijo- fue el primero importante. "Y porque hasta cuando dormía, trabajaba. Pensaba en el detalle del mascarón, en el lenguaje de las formas de ese cuerpo", suelta. Sobre todo el detalle de los ojos. Confía Carlos que su obra fue elegida por la Marina porque esa mujer -Ursula, su secreto- era la única que no miraba al mar. Carlos lo dice así: "Es que mi mascarón tenía la mirada erguida.
Estaba entregada al agua y al viento".
En el año 2005, como parte de los trabajos realizados a la Fragata ARA “Libertad” en su reparación de media vida, el mascarón fue restaurado por el escultor Andrés Villalba Ramírez.
El mascarón de proa de la Fragata Libertad - Un proyecto que no pudo ser
Algo escondida, apoyada sobre un árbol, en el parque del Museo Naval de la Nación en Paseo Victoria 602, Tigre , se encuentra una bella escultura que pasa desapercibida para muchos visitantes. Es el primer mascarón de proa de la fragata Libertad. Esta escultura fue realizada por el escultor Luis Perlotti pero debido a un problema de diseño no pudo colocarse en el buque.
La construcción del buque escuela a vela, se realizó en Río Santiago, en los Astilleros y Fábricas Navales del Estado. Comenzado en 1953, su casco fue botado en 1956, y las pruebas de mar recién se realizaron a fines de 1961.
El mascaron de proa, dado sus antecedentes
y relación con la institución, fue encargado en forma directa a Luis Perlotti, pero, lamentablemente, cuando la llevaron a bordo y colocaron en la roda, quedaba cara hacia abajo, mirando al agua.
La fragata zarpó del puerto de Buenos Aires, en su primer viaje de instrucción en el año 1963, sin su mascarón. El capitán Biggeri recomendó entonces a un joven escultor gallego, Carlos García González, la realización de la escultura que finalmente fue colocada. Representa a una mujer con el gorro frigio en señal de libertad.