En mi libro “Desde la Bohardilla”, publicado en enero de 1990, relataba las peripecias que precedieron a la instalación de esa estatua en la plazoleta existente en la intersección de la Avenida de los Trabajadores (entonces Martínez de Hoz) y la prolongación de la calle 12 de Octubre en el puerto de Mar del Plata.
Por Natalio Marengo, abril de 2010
En aquella oportunidad relataba también las gestiones realizadas por la Comisión Honoraria del Sector Puerto para llevar adelante los trabajos, cosa que conocía muy bien ya que entonces pertenecía a esa institución. Hablaba también de la historia de esa enorme escultura según datos, bastante fragmentarios que había recabado de diferentes fuentes, algunas ciertas y otras totalmente equivocadas. Pero andando el tiempo y transcurridos más de veinte años del hecho, hoy estoy en condiciones de reescribir esa nota y corregir los no pocos errores que en ella se deslizaron entonces.
Comencemos por el principio: En la década del 50, el primer gobierno de Juan Perón había previsto la construcción de un Monumento al Descamisado, que tendría enormes proporciones, más alto que la Estatua de la Libertad que se levanta a la entrada del puerto de Nueva York, tendría 162 metros de altura.
A él se accedería por un gran salón circular, rodeado de 16 columnas, y en cada una, un elemento que exaltaría algún hecho, conquista o símbolo del gobierno justicialista. Entre ellas, habría una que representaría la “Independencia Económica” que Perón había proclamado el 9 de julio de 1947 en la provincia de Tucumán. Esa estatua, de 5 metros de altura, llevaría una rueda dentada simbolizando el comercio y la industria, una cadena rota y un ancla, simbolizando la independencia y un pulpo a sus pies representando la victoria sobre la inflación, además llevaba la inscripción sobre la piedra donde aparece la figura sentada “Independencia económica, Tucumán 9/7/1947”
Y bien, esa es la estatua que, sin inscripción, está ahora en nuestro puerto.
Los datos que fui recabando en los años transcurridos hasta ahora, se completaron con los que me transmitió Daniel Noseda que está escribiendo un libro que se publicará en Italia, sobre la vida y las obras del escultor Leone Tommasi, ya desaparecido. El fue quién realizó esa escultura, junto con otras que completarían el monumento y también fue el autor de las estatuas que estaban sobre el edificio de la Fundación Eva Perón, hoy Facultad de Ingeniería.
EN 1952 MUERE EVA PERÓN
El monumento que había sido su sueño en vida, se convirtió en un homenaje a ella, después de su muerte. En la base se diseñó una cripta donde Evita descansaría en un sarcófago de plata que se encargó a un famoso platero argentino que se ocupó de hacerlo.
Mientras tanto, los trabajos de los marmoleros, a cargo del escultor León Tommasi en Carrara (Italia) seguían su marcha, pero en 1955 se produjo la revolución que derrocó al régimen peronista y se ordenó la inmediata suspensión de las obras. Estas estarían emplazadas en el predio anexo al Museo de Bellas Artes y cercano a la Facultad de Derecho en la capital, que hoy ostenta la escultura de la flor que se abre y cierra automáticamente.
Algunas esculturas ya estaban concluidas y así se enviaron a la Argentina, junto con otras sin terminar y algunos mármoles que ya habían sido pagados.
Con ellos llegó nuestro pretendido “hombre de Mar” a Buenos Aires a fines de la década del 50 y quedó archivado en un galpón de la aduana en Dock Sur por más de veinticinco años.
EL GIGANTE DESPIERTA
Mientras tanto, en Mar del Plata, hacia 1965, un grupo de habitantes del puerto, encabezados por Aldo Marcone Benvenuto, entonces presidente de la Asociación de Fomento, propuso la erección de un “Monumento al Pescador”. Se juntaron fondos por suscripción entre los habitantes del puerto y se contrató al escultor de la Boca, Roberto Capurro, para su construcción.
El monumento al pescador llegó finalmente a Mar del Plata, pero las autoridades del puerto no dieron el permiso necesario para su emplazamiento cercano a la banquina. Finalmente, tras muchas discusiones, las autoridades municipales decidieron, a iniciativa de Teodoro Bronzini, que su ubicación fuera la rotonda donde arranca la diagonal Alberdi. En realidad ese lugar, frente a la escollera de Punta Iglesia, era el sitio donde se había iniciado la pesca en Mar del Plata. Pero eso no conformó a los pescadores que siguieron luchando por transportarlo a un lugar en el puerto, cosa que conseguirían solo 25 años más tarde.
En 1989, sabedora de este problema, la Capitanía de los puertos de Quequén y Necochea (actual Capitanía del Puerto de Mar del Plata) y enterada de que en un galpón del Servicio de Arquitectura, dependiente de la Secretaría de Estado de Transporte y Obras Públicas, poseía una escultura que aparentemente representaba a un “Hombre de Mar” resolvió pedirla y ofrecérsela a los pescadores en reemplazo de su “Monumento al Pescador”.
Esa transacción se efectivizó en las actuaciones del expediente Nº 100.426/79 donde consta la orden de contabilidad nº 5.607/80, de fecha 10 de octubre de 1980. en la cual se especifica que la Capitanía adquirió por la suma de $ 200.000 una escultura alegórica al “Hombre de Mar”. Y aquí aparece por primera vez la calificación errónea de la estatua con la cual llegaría a Mar del Plata. Pero el importe, que entonces correspondía a unos 200 dólares y por supuesto solo cubría el flete, no podía ser abonada por la Capitanía que no manejaba fondos y solicitó que la cuenta fuera abonada por el Mercado Nacional de Concentración Pesquera. Esto daría lugar, cuando se quiso emplazarla, a un litigio entre ambas entidades a las que se sumó la de la Junta Nacional Reguladora de Granos, en cuyo predio se había depositado la escultura.
Ya recibida la estatua en Mar del Plata y provisoriamente ubicada en el playón que rodea los silos, con su embalaje de madera original, fue ofrecida a la Comisión pro Monumento al Pescador. Pero ésta no la aceptó, pretextando que lo que ellos querían era la estatua al Pescador que se había emplazado en el centro y no aceptarían ninguna otra.
La estatua proseguiría su sueño, esta vez en Mar del Plata, hasta 1984, cuando la Comisión de Cultura del sector Puerto, que entonces presidía Italo Martorela y donde yo actuaba como secretario, nos enteramos de su existencia. Con Héctor Becerini, también integrante de la Comisión, fuimos a verla y la descubrimos dentro de su embalaje, roto en parte, lo que nos permitió una visión parcial de su contenido y ambos quedamos impresionados por su belleza y por su tamaño. De inmediato nos pusimos a trabajar para conseguir su emplazamiento. El diario LA NACION en su edición del 29 de diciembre de 1954, nos hizo una entrevista donde, entre otras cosas, hablamos de la existencia de la estatua, de la que entonces solo sabíamos que había sido encargada, junto con otras, en el segundo gobierno de Perón.
A partir de ese momento, la Comisión de Cultura me encargó que me ocupara personalmente de gestionar su emplazamiento. Comencé a buscar colaboradores y mi principal contacto fue con Marcelo Leyrós que era entonces el Capitán de Puerto Mar del Plata. En nombre de la Capitanía de Puerto, envió la nota Nº 214/84, solicitando a la Universidad Nacional de Mar del Plata la designación de un representante para la elaboración del proyecto para el emplazamiento de la escultura. La Universidad designó a la arquitecta Graciela María Di Yorio y al arquitecto Hermán Clinckspoor, integrantes del Departamento de Obras de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, y a su vez del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS-UNESCO) quienes con fecha 19 de junio de 1984 presentaron en la sede de la Capitanía de Puerto un proyecto que fue aprobado.
El Presidente de la Comisión de cultura del Sector Puerto envió con fecha 1 de agosto de 1986 al Capitán de Puerto donde expresaba: “nuestro apoyo al proyecto para emplazar la escultura alegórica al Hombre de Mar en la plazoleta ubicada en la intersección de las calles Martínez de Hoz y la continuación de 12 de Octubre. A través del señor Natalio Marengo, integrante de esta Comisión, estamos al tanto de lo actuado hasta el momento y él oficiará como nexo para poder brindarles nuestro apoyo”.-
Después de dos años las largas y tediosas gestiones ante la Junta Reguladora de Granos, el Mercado Nacional de Concentración Pesquera, la Capitanía de puertos y las autoridades Municipales, se habían conseguido los permisos que autorizaban la colocación de la estatua en el sitio indicado. La única variante fue que la urbanización de la plazoleta, que proponían los arquitectos en su proyecto original, debió simplificarse debido a cuestiones de orden económico. Para el basamento, se encargó a la escultora Jorgelina Galicer que se contactara con el profesor Ricardo Gianetti, presidente de la Sociedad de Escultores de la Argentina, quién hizo las correcciones necesarias y lo aprobó, agregándole un metro más de altura.
La Comisión de Cultura aceptó el ofrecimiento de un empresario marplatense para solventar integramente la construcción del pedestal, también el desembalaje, el transporte y el lavado a vapor de la estatua fue realizado por empresas que donaron su trabajo, así como el estudio de suelos y la supervisión general de la obra, destacándose que en todos los casos, quedaba establecido, como condición permanente. el anonimato de la totalidad de los donantes y colaboradores.
La Delegación Puerto de la Municipalidad, realizó el parquizado de la plazoleta y la inauguración oficial se llevó a cabo el 28 de febrero de 1987 con la asistencia de autoridades y disertando el Sr. Intendente, Don Angel Roig, el Capitán de Puerto Sr. Marcelo Raúl Leyros y quien esto escribe en representación de la Comisión de Cultura Sector Puerto.
Años más tarde se produciría el ensanchamiento de la avenida Martínez de Hoz, afortunadamente esto ya estaba previsto y la estatua se había emplazado, teniendo en cuenta la futura ampliación que reduciría en 18 metros uno de los lados de la plazoleta.
No sería mala idea, después de más de medio siglo de esculpida y 23 de emplazada, devolverle a esa estatua su verdadero nombre y el de su autor: Leone Tommasi (Pietrasanta 1903 - 1965)
Bibliografía:
Natalio Ricardo Marengo, Desde la Bohardilla, Gráficos del Plata, 1990.
Natalio R. Marengo, Guía de Otra Mar del Plata, Editorial Martín, 2007
Haciendo luz en la historia.
(...) León Tommasi pudo terminar un conjunto secundario de cinco esculturas de 2,2 x 2 metros de base, 4 metros y medio de alto y 35 toneladas cada una. Estas piezas, del peso de un elefante africano, materializaban las emociones e imágenes de redención e igualdad nacidas a partir de octubre de 1945. Decapitadas y con los brazos rotos, fueron arrojadas al fondo del Riachuelo con la caída de Perón. Décadas después, obreros de Obras Públicas las rescataron. Algunas están hoy en el añoso bosque de acacias y cipreses de la ex Quinta 17 de Octubre que perteneciera a Perón, casi como metáforas: La Independencia Económica, El Conductor, El Justicialismo, La Razón de mi Vida y Los Derechos del Trabajador, (...).