El barrio Vieja Terminal es una de las principales zonas céntricas y ofrece un espacio a múltiples actividades, principalmente a oficinas, negocios y locales gastronómicos. Sin embargo, la necesaria y continua renovación de la zona hace que en ocasiones se pierda su historia: la de uno de los barrios más antiguos de Mar del Plata.
Por Francisco Sánchez
La remodelación de la arquitectura es un reflejo de lo que sucede con el barrio. La terminal de ómnibus que funcionó por más de 100 años, debió ceder frente a las necesidades de la zona para pasar de una estructura abandonada a un centro comercial y cultural moderno. Así como sucedió con esta estructura histórica de la ciudad, son varias las casas antiguas que cambiaron su funcionalidad.
Son pocas las casas antiguas que sobreviven, algunas son nombradas patrimonio arquitectónico o cultural, aunque su permanencia nunca está asegurada. Las que no son reconocidas por el municipio quedan invisibles y olvidadas frente a las grandes edificaciones que las rodean. Un reflejo de esto, es la casa donde vivió Diana Piazzolla, hija del histórico compositor del siglo veinte. La vivienda hoy pintada y con su frente renovado perdió su peso histórico y funciona como casa de comidas, dejando invisible a la vista de todos la piedra en la que Astor talló el nombre de su hija y en la que vivió algunos años.
La modernización de la estructura de la ex terminal potenció su función como eje del barrio.
El Paseo Aldrey, inaugurado a fines 2015, ofrece un shopping con propuestas gastronómicas, un cine y un espacio cultural. El shopping junto al patio de comidas acompaña las tendencias que tiene la zona. Por su parte, el espacio cultural y las salas de cine le dan un tinte distinto, algo que había perdido desde el cierre del teatro Güemes. Es por ahí donde camina la mayor cantidad de gente, no solo por los comercios de sus alrededores sino también porque tiene parada la mayoría de las líneas de colectivo de la ciudad.
Si bien es importante preservar la arquitectura y la historia de la ciudad, los cambios y las nuevas estructuras potenciaron al barrio acentuándolo como zona comercial y gastronómica. Esto se ve reflejado en las calles Güemes y Olavarría.
La moda y el boom de las cervecerías género que en Mar del Plata se abrieran más de 30 fábricas y casi 100 locales en los últimos años. Este fenómeno afectó a distintos sectores, entre ellos la calle Olavarría que hoy es uno de los principales centros gastronómicos.
Los múltiples comercios ubicados sobre la calle Güemes también afectan al barrio. Marcas importantes hacen que esta zona se ofrezca como alternativa para un público de alto poder adquisitivo.
Esta renovación junto a los cambios que benefician y potencian al barrio llevan inevitablemente un costo arquitectónico.