La aparición de una escultura de una mujer sentada en la costa el último fin de semana sorprendió a propios y extraños, vecinos y turistas, en Mar del Plata. Nadie sabe quién la instaló, ni su autoría, pero apareció una leyenda (?).
Corría el año 1899, cerca del 1900. Mar del Plata era joven. Al igual que esta chica que había llegado de Buenos Aires y que no conocía más que a su padres. Ellos trabajaban un el saladero (cercano a la zona de Luro y Corrientes). En aquella época las familias de mucho dinero venían desde la capital junto al personal que trabajaba con ellos. Pero el tiempo fue pasando y esas personas que eran empleados de los “ricos” se terminaron independizando y agrandaron la geografía de la ciudad. Se dice que su nombre era Virginia. Una mujer sencilla muy coqueta, luego del saladero su padre empezó a trabajar en una fábrica de ladrillos y con el tiempo falleció. Virginia Tenia 18 años en ese entonces. Cuenta la leyenda, que el día de la muerte de su padre se refugio lejos de ese dolor cerca de la zona de Playa Chica donde hoy se encontró esa escultura.
Se refugiaba en ese lugar porque el mar era lo único que aliviaba su dolor. Virginia era muy cercana a su padre que con el tiempo terminó siendo dueño de esa fábrica de ladrillos. Eso le permitió a su familia crecer económicamente. Pero la muerte de su progenitor hizo que ella junto a sus 2 hermanos tengan que hacerse cargo de una estructura muy grande. Pasó el tiempo y Viriginia, de cara al mar, sentía que con su padre podía conectarse, ya no sentía tanto dolor al quedarse ahí, donde las olas rompen fuerte y el viento del este te eriza la piel.
Fuente: Mar del Plata Web