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Palacio Árabe

En pleno corazón de la peatonal de Mar del Plata se halla el Palacio Árabe, una curiosa edificación distinguida por sus singulares cualidades artístico-arquitectónicas que la diferencian de los edificios a su alrededor.

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Orígenes de una peculiar construcción

El Palacio Árabe que se encuentra en la peatonal San Martín fue construido para un ciudadano de ascendencia siria llamado Jalil Mahmud Hassein (nacionalizado como Julián Galli).

 

Jalil recorrió las costas de la península ibérica, quedando fascinado por la arquitectura de influencia árabe. Allí, recopiló imágenes y se interiorizó sobre los valores de la arquitectura de las mezquitas

Con todo ese bagaje, proyectó una edificación que combinara los elementos decorativos que más le gustaban de la arquitectura mudéjar.

 

Tal vez de los últimos ejemplos de las expresiones regionalistas, el Palacio Árabe resume claramente la voluntad de su propietario original de reproducir la cultura de Damasco, su ciudad natal, en Mar del Plata.

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Palacio Árabe

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Palacio Árabe

Llegando a la segunda mitad del siglo XX, ya estaba bien afianzada la arquitectura del denominado chalet marplatense. Sin embargo, la construcción del Palacio, que chocaba frente a la arquitectura de la época, se inició en 1945 y finalizó a finales del año 1948 y principios de 1949.

 

Esta obra fue concebida adoptando un lenguaje emparentado con recursos simbólicos como arcos moriscos de herradura, signos e ideogramas arábigos como filigranas y la media luna musulmana. Además, se destaca por la cantidad de elementos decorativos y diseños tomados de la arquitectura árabe clásica. En el balcón que recorre todo el primer piso se destacan las inscripciones en caracteres arábigos que dicen: “Alá es grande”.

 

El mármol oscuro del revestimiento de planta baja contrasta con los revoques claros, motivos decorativos y molduras ornamentales del resto de la fachada.

Asimismo, el protagonismo del sistema ornamental también se verifica en los interiores a través las piezas esmaltadas y pisos decorados. Del mismo modo, los azulejos policromados de interesante resolución responden al estilo “neo-árabe” armonizando con los pisos colorados de cerámica.

 

A partir de los años 50, y por unos cuantos años más, el Palacio Árabe se convirtió en un centro social, un referente de encuentro para los habitantes de Mar del Plata. Mucho tiempo después, fue colocada una placa del Centro Social Libanés y de la Colectividad Árabe de Mar del Plata en recuerdo del emprendedor del proyecto y en homenaje por el legado patrimonial y cultural que dejó en la ciudad.

Hoy, la planta baja es destinada a locales comerciales y el resto de los niveles corresponden a viviendas.

 

El lugar, sin dudas es una joya arquitectónica única en Mar del Plata, una ciudad con una fuerte impronta constructiva, con diseños de distintos estilos. A lo largo de los años “La Feliz” mutó a través de las distintas construcciones y corrientes arquitectónicas que fueron surgiendo en el mundo y que tuvieron su paralelo en la ciudad.

 

Por María Martínez Palacios

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