Mar, sierras, lagunas y espacios verdes. Gastronomía, shoppings, espectáculos infantiles y cine. Parques temáticos, museos y paseos en bici. Las propuestas son muchas, para todos los gustos y con todos los cuidados
Las vacaciones de invierno fueron inventadas para descansar y recrearse, hacerlo en una ciudad que tiene todo y para toda la familia es una sabia elección. En ese sentido, cuando toca decidir qué hacer para entretener a los más chiquitos, en Mar del Plata aparecen muchísimas opciones: ir a alguno de los parques temáticos, jugar en parques y plazas, conocer a los dinosaurios del Museo de Ciencias Naturales, ver un espectáculo de teatro o pasear por la ciudad a pie, en bicicleta, o incluso en barco.
Disfrutar de la gastronomía marplatense en los sitios que son tendencia este año con sus corredores gastronómicos y terrazas al aire libre con decks o carpas en la calle es una buena opción. Otro imperdible son losfoodtrucks rodeados de verde del Parque Primavesi, donde las mesas fueron intervenidas por artistas marplatenses. Las alternativas son muchas e incluyen recetas tradicionales con pescados, mariscos y variedad de carnes. Las opciones dulces van desde medialunas y los clásicos churros y alfajores, a helados artesanales. Siempre hay menús infantiles.
Caminar por las principales zonas comerciales de la ciudad, con la peatonal San Martín y la calle Rivadavia como protagonistas, es un buen plan. Otro paseo comercial sugerido es la zona de Güemes, en la que se concentran comercios de las marcas más reconocidas de indumentaria, calzado y otros rubros, además de su oferta gastronómica.
Por otra parte, la “avenida del pulóver”, sobre Juan B. Justo, reúne fábricas con venta al público de textiles de calidad e identidad exclusivamente marplatense. En tanto, en la calle Alberti se encuentra un shopping y un centro cultural.
En Mar del Plata las opciones recreativas incluyen ferias de artesanos, juegos infantiles y shoppings con salas de cine para aprovechar los días en los que el clima invita a estar adentro. Para hacer algo diferente con los chicos, se puede ir al oceanario, a un parque de camas elásticas, o a probar destrezas en puentes colgantes, tirolesas y muros de escalada del primer parque aéreo de la ciudad.
Los parques y las plazas también merecen reservarse un tiempo para disfrutarlos. Uno de ellos es el Parque San Martín, que se destaca por los desniveles de piedra que pueden aprovecharse para saltar y escalar, o para tomar mate con vista al mar. En el Parque Primavesi hay cancha de básquet y juegos infantiles. En tanto, en el bastión ecológico que es el Parque Camet, también hay servicio de foodtrucks con juegos infantiles y mucho espacio para andar en bicicleta o a caballo entre una gran variedad de árboles, plantas, flores y aves.
Quienes prefieran lugares más céntricos pueden elegir la Plaza Colón, con el único carrusel de dos pisos de la ciudad, o la Plaza Mitre, conocida como la “Plaza de los Niños” por sus diversas posibilidades, como alquiler de bicicletas y kartings, calesita, pista de skate y juegos accesibles. Otra muy elegida es la Plaza España porque también tiene juegos y canchas de básquet. En ella se ubica el Museo de Ciencias Naturales, con fósiles de dinosaurios patagónicos, un acuario y una gran colección paleontológica.
Hay museos que, además de sus exposiciones habituales, durante las vacaciones de invierno ofrecen actividades para niños. Asimismo, los teatros y espacios culturales son sede de espectáculos musicales y teatrales para todas las edades y con distintas temáticas.
Estar en Mar del Plata obliga a tener la foto en los lugares tradicionales. La playa aparece siempre como la primera opción, más allá del clima o de la época del año. Otras postales obligadas son el puerto, las gaviotas sobrevolando las lanchas amarillas, las redes y las nasas de la Banquina de Pescadores, así como de los lobos marinos de la escollera sur.
Más al sur se ubica Chapadmalal, destino ideal para alejarse del ruido de la ciudad. Caminar por la playa con imponentes acantilados de fondo, volar en parapente, surfear o visitar una bodega con influencia oceánica, son algunas de las experiencias imperdibles de esta zona en auge.
Las familias con ganas de alejarse para disfrutar de la naturaleza pueden elegir Laguna, Sierra de los Padres y Sierra de los Difuntos. El entorno de bosques de araucarias y montes de eucalipto hacen de la laguna un escenario único en el que grandes y chicos pueden disfrutar de un picnic, pescar o practicar remo y canotaje en sus aguas tranquilas. Allí también se pueden realizar actividades culturales visitando el Museo Municipal José Hernández, donde se recrea la historia rural, la vida de campo y costumbres de la región, y la Reducción del Pilar, réplica del primer asentamiento jesuita de la zona.
A pocos kilómetros de la laguna se ubica Sierra de los Padres, pequeña localidad que ofrece establecimientos recreativos y centros comerciales donde almorzar o tomar un café con las increíbles vistas de las sierras y los campos cultivados. Allí también se puede conocer la curiosa Gruta de los Pañuelos.