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Foto del escritorMar del Plata - La Perla del Atlántico

Mar del Plata: guía práctica para una escapada de invierno

Una ciudad que ofrece un altísimo nivel gastronómico, diferentes propuestas deportivas, además de una amplia cartelera de espectáculos y actividades culturales. El momento del año es ideal para tomarse un descanso en un destino que lo tiene todo.

Mar del Plata es una gran idea. Su plaza gastronómica creció en calidad y novedad: en los últimos años, grandes chefs que se formaron en importantes restaurantes europeos con estrellas Michelin decidieron volver para reencontrarse con sus raíces y darle un vuelco a la gastronomía local, basados en la fuerza del producto. Pero además, la ciudad responde con museos, paseos de compras, y siempre renueva su cartelera de espectáculos, shows y eventos deportivos.

Si pasaron años de la última visita, las postales típicas de Mar del Plata siempre son un plan. Además de la caminata por la rambla, no puede faltar un recorrido por la Plazoleta de la Armada Argentinay las escalinatas que llegan hasta la playa, donde está ubicado el Monumento a los Lobos Marinos.


Desde la rambla hacia el sur, llegando al

extremo de la bahía se destaca el Torreón del Monje, y muy cerca de allí se ubica la Torre Tanque, con su mirador panorámico a casi 80 metros de altura. Otro de los paseos típicos es el Puerto, con su tradicional imagen de las lanchas pesqueras, los lobos marinos y las gaviotas sobrevolando.

Una gran ciudad que tiene una amplia oferta de actividades. Además de una cartelera renovada de obras de teatro y películas en las salas de cine, Mar del Plata es sede de recitales y de grandes eventos deportivos. Así que es bueno chequear el cronograma de actividades para no quedarse sin entradas.


Una propuesta es recorrer el Museo Mar, inaugurado en 2013. Allí, un gran lobo marino recubierto en alfajores recibe al visitante. Se trata de una obra de Marta Minujín. Construido en una estructura de cuatro prismas independientes -tres de ellos son salas de exhibición- el edificio del Museo de Arte Contemporáneo de la Provincia de Buenos Aires se posicionó entre las propuestas culturales más renovadoras de la ciudad. Su programación cambia constantemente y siempre hay talleres y actividades para chicos. En Junio, por ejemplo, se exhibe un ciclo de cine italiano.

Los 47 km de costa en Mar del Plata son una de las sedes más destacadas de las actividades outdoor. Andar en bicicleta o correr por la rambla son clásicos de la ciudad. Pero además, el golf es un gran protagonista en el invierno. El plan es pasar una tarde de sol al aire libre en alguna de sus 5 canchas de nivel internacional, homologadas por la Asociación Argentina de Golf.


Se destaca el Mar del Plata Golf Club, denominado la Catedral del Golf, ya que tiene una hermosa vista al mar y es uno de los campos de golf más antiguos de América. Pero para los que se atrevan a una actividad diferente, sin ninguna instrucción previa, pueden volar acompañados por instructores que realizan vuelos de bautismo. La propuesta ofrece vuelos en parapente, paramotor y paratrike. Otra de las actividades que se pueden hacer todo el año en Mar del Plata es la pesca deportiva. Desde la playa, las escolleras o embarcado, es un plan para salir al mar a vivir una tarde en contacto con la naturaleza.

La gastronomía marplatense tiene una nueva cara. Más allá de los grandes íconos de la ciudad: los alfajores, las medialunas, los churros y el helado artesanal, en los últimos años, una nueva generación de chefs se ocupó de renovar la oferta y hacer de su bandera -la cercanía al mar-, un emblema de nueva cocina local. En ese plan, se destacan algunos espacios que vale la pena visitar:

  • Sarasa Negro

El nombre del restaurante es la unión de Fernanda Sarasa y Patricio Negro, quienes se conocieron en Lasarte, el restaurante del chef de estrellas Michelin, Martín Berasategui, ubicado en Barcelona. Juntos crearon una carta dominada por los pescados y mariscos: crudos, curados, ahumados o con una ínfima cocción. Se destacan platos como el carpaccio de pulpo y papa crocante, con pimentón y ciboulette o la sardina sobre tostón, más brandade y mayonesa de wasabi. Dato: bajando las escaleras se puede ver la cava, con más de 650 etiquetas, donde -con algo de suerte- se puede reservar una única mesa vip.

  • Lo de Tata

Una experiencia que recupera la herencia de la vieja escuela: mozos con historia, platos abundantes y sabores caseros. En esta cantina de mar conviven una tortilla de papas babé con el sashimi de lenguado; una napolitana clásica con el pez limón a la plancha. Ideal para un almuerzo informal.

  • Caldo

Un espacio que destaca la vera cucina italiana con tres ejes: pastas -de estilo italiano, con cocción al dente y las salsa liviana-, los pescados y arroces.


Al mando del chef Hernán Domínguez, quien pasó por la cocina del mítico restaurante El Bulli, acompañado por Lisandro Ciarlotti.


El calamar yakitori y el carpaccio de langostinos son una de las opciones recomendadas. Recientemente ambos chefs inauguraron Caldo Rosticceria, un espacio descontracturado para un almuerzo delicioso.

  • Gintonería

Un gran plan es ir al Happy Hour de este proyecto de Tato Giovannoni. Con un look art decó y estética de los años 50, la carta ofrece variedades de gin tonic, además de variedad de aperitivos con especias y aromáticas.


Para acompañar, la propuesta de tapas es perfecta. Se destaca la empanada de langostinos y leche de coco o el sándwich de rabas.


La bodega oceánica de Chapadmalal

Desde hace algunos años, el pequeño pueblo surfer de Chapadmalal se posicionó como una destino en sí mismo.


Allí, a menos de 30 km al Sur de Mar del Plata, se puede visitar Costa y Pampa, la bodega de vinos con influencia oceánica y participar de una de sus degustaciones.


La Bodega se encuentra en la estancia Santa Isabel. Allí las vides, plantadas a

apenas 6 km de distancia al mar, están sometidas al particular clima de la costa: frío y húmedo, con un intenso régimen pluvial y baja amplitud térmica.


Eso genera vinos frescos y delicados, de gran complejidad aromática y buen volumen.


La estancia ofrece un recorrido por los viñedos que terminar en una degustación de sus vinos emblemáticos, acompañada de diferentes opciones de picada, para entender las características distintivas que les da la proximidad con el mar.


Fuente: La Nación


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