Un grupo de hombres, hace más de 30 años, creó el primer club, escribió las reglas, definió el tamaño de la cancha y el formato de los discos: son los fundadores de una disciplina que bautizó a Mar del Plata como la "Capital del Tejo”.
Por Natalia Concina
"No hay documentación gráfica ni oral que nos pueda decir cuándo se comenzó a jugar al tejo. Sabemos que los pueblos originarios practicaban algo similar. Pero sí tenemos algunas fechas que constituyen el nacimiento del tejo como deporte", explicó a Télam Ramón Nadalutti, presidente de la Asociación Marplatense de Tejo.
Sentados alrededor de una mesa en el Club de Jubilados y Pensionados de Punta Iglesia, uno de los centros neurálgicos donde hoy se practica esa disciplina, estos apasionados jugadores de tejo recuerdan los orígenes, ríen, cuentan una y otra anécdota sin parar y rinden homenaje a los "que ya partieron".
Entre aquellas fechas fundacionales, todos coinciden en que la donación de dos canchas ubicada en la playa Bristol en 1978 del entonces director técnico de la selección nacional de fútbol, César Menotti, fue el puntapié inicial para que comenzaran a jugarse torneos.
"Esas fueron las primeras canchas de tejo que se realizaron y que sacaron al deporte de la orilla, donde todavía lo juegan las familias", detalló Nadalutti.
En los 80 comenzaron con los torneos en la Bristol durante los veranos. A las canchas donadas por Menotti se le sumaron otras dos que se construyeron en la rambla, debajo de la mítica y hoy
desaparecida confitería París.
"Todavía no teníamos un club, pero nos organizábamos y participaba muchísima gente, hasta había personas de Buenos Aires que venían por la temporada. Mario Valdes y Nicolita fueron grandes jugadores de aquella época”, recordó Roberto
Farías, quien se define como “uno de los veteranos” de este deporte.
Así, el juego crecía como disciplina y sus protagonistas comprendieron que hacia falta dar un paso más: “Hacia principio de los 90, junto a muchos otros compañeros, pensamos en formar un club con personería jurídica. Fundamos entonces el Mar y Sierras, que fue el primero de estas características”, señaló Canio D`Bonis.
Al poco tiempo elaboraron un reglamento en base a las bochas. "También achicamos el tamaño de la cancha, primero a 15 metros y luego a 12, y bajamos el peso de los discos teniendo en cuenta de que la mayoría de las personas que lo practicamos somos adultos mayores”, explicó D´Bonis.
Luego siguió la creación de "Las Vías", que dependía del club "Mar y Sierras", y poco a poco los lugares se fueron multiplicando hasta hoy, que se calcula que hay en la ciudad unos 17 espacios que cuentan con cancha de tejo entre centros de jubilados y clubes.
Un hecho que todos destacan como central para la difusión de este deporte fue su incorporación en los Juegos Bonaerenses, a mediados de los años 90: “Viajaron de La Plata antes de la competencia a preguntarnos de qué se trataba, cómo eran las reglas. Entonces nosotros le dimos el reglamento que habíamos realizado en Mar y Sierras y eso quedó como norma”, recordó D`Bonis.
Si esto le dio más difusión, la proyección nacional del deporte llegó de la mano de su incorporación a los Juegos Evita: "Este fue un logro de la Asociación Argentina de Tejo, a cargo de Edgardo Garcia Mirabelli, e hizo que hoy se juegue en todo el país.
En el Litoral, por ejemplo, hay grandes jugadores y es una actividad importantísima", reconocieron D`Bonis y Nadalutti.
En silencio casi hasta el final de la charla, Sabatino Zapa tomó la palabra y disparó: "Yo fui el que inventó que los discos sean de madera, porque cuando era chico jugábamos con piedras".
El grupo asintió y escuchó las palabras del "prócer": "Cuando en 2003 declararon a Mar del Plata `Capital del Tejo` todos me abrazaban y felicitaban".
Zapa señala sobre un estante que hay en el club donde se puede ver un disco viejo de madera con una leyenda que dice: "1982, uno de los primeros discos usados en torneos", pero el hombre aclaró: "pusieron esa fecha porque en ese momento yo me confundí, pero la creación del disco de madera fue de bastante antes".
Además de una pasión, los jugadores destacaron los beneficios de la práctica del tejo sobre la salud, especialmente de los adultos mayores: "Es un deporte no agresivo, donde se trabaja la cintura, los brazos, las piernas y, sobre todo la cabeza", afirmó Farías.
Aunque el factor suerte no deja de ser reconocido como un "elemento central para ganar", para Jorge Subillaga -actual campeón nacional y denominado por sus colegas como "el imbatible"- "la concentración es lo central, cuando yo veo que el adversario duda o tiembla ya sé que gané".
Más allá del tejo como disciplina deportiva, todos disfrutan al ver a las familias tirando discos en la orilla: "Si uno hiciera hoy un corte en todo el país, a esta hora encontraría que hay más de un millón de personas que están jugando al tejo, esto es muchísimo más de los que están, por ejemplo, jugando al fútbol".
La importante de este juego como actividad recreativa durante el verano tiene su correlato en los números, que Nadalutti, como "militante" conoce a la perfección: "De cada diez autos que ingresan a Mar del Plata, cuatro trae un tejo en el baúl".
"Es que -concluyó- este es un deporte que la gente comienza a jugar para divertirse, después se le toma el gusto y finalmente te apasiona".